…“Para mejorar, debemos controlar”…

A estas alturas de la competencia empresarial se observa gratamente que una mayoría de organizaciones tiene impreso en su ADN esta directriz o cuasi ideología que refleja una verdad tenaz; Empresa que no controla sus recursos, procesos y resultados difícilmente contará con información clave para actualizarse, mejorar y mantener competitividad. Sin embargo, es prudente reflexionar sobre el concepto de “Control” implícito en la frase, subrayando su relación con otro concepto clave propio de su naturaleza: El “proceso de medición”, en cuya correcta aplicación recae su verdadera gracia y eficacia. La ventaja de este razonamiento nos permitirá dominar nuestros métodos de control, bajo una lógica y coherencia alineada a la agregación directa de valor.

Bajo un enfoque práctico, una variable “bajo control” tradicionalmente hace referencia a que el valor asignado de una magnitud sobre un mensurando (el resultado de una medición), se encuentre entre dos límites de control; Un límite superior y un límite Inferior. Vale decir que si la medición de una variable se encuentra entre ambos límites de control, de manera general podemos decir que el proceso tiene un comportamiento esperado y en caso el resultado de medición se acerque o finalmente se salga por fuera de los limites podemos suponer que el proceso tiene causas asignables de perturbación o desviación. Este juicio de valor nos permitirá tomar decisiones reflejadas en acciones o inacción, he ahí la importancia de su entendimiento para la consecuencia en nuestro proceso y competitividad.

El proceso de medición como tal respeta la arquitectura de proceso tradicional, posee: Entradas, actividades y salidas; Por ende también, está sujeto a perturbaciones, condiciones internas y externas que en su conjunto asocian al resultado de medición una desviación y un rango de probabilidad. Este nuevo paradigma es tratado desde una ciencia, la “Metrología”. En ella podemos encontrar principios físicos, modelos matemáticos, ensayos y métodos que determinan las propiedades de una medición condicionadas al comportamiento del sistema: Equipo, método, hombre, entorno y trazabilidad. Se vislumbra entonces que el control deriva de una medición, proceso que debe estar estandarizado para contar con información confiable y tomar decisiones acertadas.

…“Para controlar, debemos medir, y medir bien para competir”…

Por: Ing Diego Oviedo – Experto en Calidad y Metrología Industrial